La calurosa noche del 17 de diciembre de 2016 marcó otro hito indeleble en la gran historia futbolística de Estudiantes.
Miles de almas celestes soltaron el grito contenido y llenaron del «Dale la E» el aire riocuartense.
Aquella sentencia del «condenados al éxito» con la que Alicio Dagatti cerraba su discurso al asumir la conducción de Estudiantes seguía haciendose carne, y luego de un 2015 en el que se volvió a ganar la Liga Regional, 2016 se cerraba con la obtención de un nuevo campeonato a nivel nacional.
El camino recorrido por el equipo de Marcelo Vázquez en la segunda edición del Federal B 2016 fue duro.
Ese sinuoso transitar sirvió para fortalecer el grupo. Un triunfo en cancha de Las Palmas dejó en claro que el equipo estaba vivo. La tarde en el Candini ante Racing de Córdoba fue la demostración de que Estudiantes estaba para cosas mayores. La forma en que el equipo clasificó a la final, con el triunfo bajo la lluvia ante Guemes y la goleada sobre Tiro de Morteros, le añadieron una interesante cuota de heroismo a la historia del campeón.
En la final Estudiantes sacó la chapa de gran equipo y fue campeón porque había hecho todo para lograrlo.
Cada instante tuvo su magia. La salida del equipo iluminada por miles de celulares, los abrazos y llantos de alegría, la interminable caravana por el centro de la ciudad y ese camión que cargaba la ilusión de todos.
Muchas veces nos acusaron de vivir de recuerdos, con una liviandad tal que no lleva a razonar que ese recuerdo se materializa tras vivir un gran momento. Y esos momentos de gloria son nuestros. Y no son añejos ni oxidados porque siempre procuramos ir por más días felices. Así es la historia de Estudiantes.
