El Huevo se ha consolidado desde su llegada en 2015 hasta convertirse en referente del plantel de Estudiantes y su hinchada, en un proceso que no es fácil de lograr para los futbolistas de la zona.
Por Hector Cometto – Puntal
A los 16 años jugaba en Primera de Ateneo Vecinos y no paró más. Para nuestro fútbol es fundamental lograr que hoy el jugador más representativo de Estudiantes y uno de los más destacados del Nacional Sea de la región. Se cumple un ciclo de virtuosismo en la detección y consolidación de un futbolista y el aporte pleno de este, con dedicación y perseverancia inigualables.
-Fuiste pasando varios filtros desde Ateneo Vecinos, los federales y ahora B Nacional y aumenta la exigencia…
-Creo que lo que va variando, más allá de que tiene un montón de cuestiones técnicas y todo lo que conlleva dentro de la cancha, a medida que subís de categoría cada vez te perdonan menos, y más para un defensor. Quizás hiciste un gran partido durante 85 minutos y te descuidaste 5; un delantero de jerarquía, como hay muchos, teen boca y fuiste, entonces el nivel de atención, de concentración tiene que ser máximo y brindarse siempre al máximo, porque si no enseguida te hacen la diferencia. Después nuestro crecimiento,digo nuestro porque yo estuve en una camada de jugadores que hoy están más arriba también, fue paso a paso con el club y eso nos sirvió mucho a todos.
-¿Te sentís cómodo en la línea de tres? Porque siempre la tendencia fue lateralizarte a la derecha.
-Sí, me siento cómodo con la línea de tres, creo que brinda una seguridad al equipo, hoy en día es importante porque enfrentamos equipos que tienen buen juego aéreo y tener centrales especialistas en ese tema está bueno. Mi forma de jugar y la que más me gusta es jugar mano a mano. Me lo ha enseñado y lo implementamos con Marcelo, también con línea de cuatro y los dos centrales mano a mano.
-Estás desde el comienzo de este proceso, has vivido los cambios de técnico, Mattea, Vázquez, Acuña, Flores y nuevamente Vázquez…
-Llegué cuando asumió Alicio Dagatti y estaba justo Mattea, que ya me conocía. Me tocaron los federales, las lesiones, luego casi ascendimos y acá estamos. Fui creciendo con el club, muy conforme y buscando seguir creciendo.
-Benavídez, Ferreyra, Suárez, los compañeros de defensa de la gran campaña se van a Primera y vos no, ¿te generó algo esa situación?
-No, porque ellos se van después de las finales y para mí, más allá de no poder ascender, esas finales fueron un gran premio personal. Yo venía de un parate de un año y medio en ese momento, para mí jugar esos partidos era un logro importante en sí. Ellos tuvieron una continuidad, era difícil que se fijaran en un jugador que venía de una lesión prolongada.
-Y ahora se abre una nueva etapa en este 2023, ¿qué particularidades le podríamos marcar a la gente que alienten las esperanzas para una nueva búsqueda?
-Yo me quedé con la sensación el año pasado de que podíamos más. El equipo llegó bien, con Estudian-es de Buenos Aires jugamos un buen partido, quedamos a un gol de la semifinal, eran dos partidos, definíamos de local. Se mantuvo la base, el técnico, la dirigencia, estamos para pelear cosas importantes, más allá de esta caída con SanMartín. Esto es largo, nos vamos a armar bien.
-Sos bravo en el centro de la cancha, le dijiste al árbitro con Defensores que iba a morir dirigiendo esa categoría y te costó caro…
-Sí, me dieron tres fechas y podría haber sido peor. No está bien, fue un error. Es que pasan muchas cosas que te hacen dudar, como con San Martín y aquella noche con Estudiantes, te van frenando; no podés hilvanar tres o cuatro jugadas seguidas, el aluvión para desequilibrar y empatar, porque te cortan constantemente. Pero hay que saber manejarlo.
-Seguís trabajando a full para mejorar, sos muy autoexigente.
-Yo siempre pienso y trabajo todos los días como si mañana viniera a buscarme el mejor equipo del fútbol argentino. Siempre preparado, soy de pedir más trabajo cuando veo que hay poco, entrenó a contraturno, no me gusta quedarme en la cómoda porque necesito cuando entro a la cancha que mi cabeza y mi cuerpo se sientan preparados para eso, para el mano a mano y ganarlo, no sentirme disminuido.
-Llegaste con el actual presidente del club, ¿sos de fijarte las cosas del club en general, lo has visto evolucionar?
-La verdad es que el cambio, si ponés una foto del 2015 a hoy, es rotundo. Nosotros exigimos todos los días, como también nos exigen a nosotros. Este grupo de jugadores busca mejoras que van a ser para nosotros hoy o mañana, pero van a ser para el Club el día de mañana. Y, si pegamos ese salto que todos queremos dar, sean menos las cosas que hay que retocar
.-¿Te ves en el fútbol el día de mañana?
-Sí, me gustaría, pero como dirigente. No tanto en los números pero sí aportando en todo, ya hice algún curso y me gusta la organización.
Capacidad no le falta. Ascendencia tampoco. Se nota en el uso del “nosotros”, constantemente antes que el “yo”. De General Cabrera Para el país, vía Estudiantes y su protagonismo. Es un crack regional, afianzado y seguro. Es un orgullo para el viejo y querido fútbol regional.
“Era tirar todos los días de un carro que no avanzaba”
-La primera fue con Mattea y él siempre dice que si no te hubieses lesionado habrían pasado a Defensores de Pronunciamiento. Y esto lo agrego yo: en la recuperación tuviste una templanza, un esfuerzo y un sacrificio que generaron la admiración y valoración de tus compañeros.Tendrían que mostrar ese proceso tuyo en las inferiores para enseñar…
-Si me pongo a ver hoy para atrás y lo tuviera que superar otra vez, capaz que me cuesta. Fueron dos lesiones grandes de ligamento de la rodilla. Especialmente la segunda vez empecé a renegar mucho, se me estiran los tiempos, me jugaba en contra la ansiedad y recaía. Tuve que hacer dos cirugías, era tirar todos los días un carro que no avanzaba y fue muy largo, sin tener una certeza.
La primera fue en 2015 y volví al año siguiente y ahí no tuve problemas. La segunda me golpeo en 2018, en San Francisco, en la segunda fecha, después logramos el ascenso del Federal A. Me opero y en el lapso de un año no avanzaba, me habían quedado algunos restos de hueso dentro de la rodilla, me producía tendinitis, y es delicada porque nunca se sabe con la tendinitis. Me operaron de nuevo para hacerme una limpieza y recién post pandemia vuelvo en el torneo de transición que llegamos a las dos finales.
-¿En algún momento pensaste en abandonar el fútbol?
-En algún momento sí, pero como soy muy terco después se me pasaba. En un momento era ir al gimnasio o a fisio y volver frustrado porque me dolía, pero está dentro de nosotros el volver a jugar sí o sí.
-Parece que es fácil la vida del futbolista, pero las lesiones, el dolor físico, cuesta mucho, también en lo cerebral…
-Sí, tenés que ir al ámbito psicológico, es difícil de superar. Yo me recuperé y al tiempo tenés que jugar en alta exigencia, con las dudas de que te vuelva a pasar. En esas finales quedaba dolorido y los lunes no podía entrenar normalmente. Hoy me siento bien, como al principio en Cabrera, y el año pasado pude estar toda la temporada.
-Hacías gimnasio y fisio pero igual no faltaste a ningún entrenamiento regular del grupo, eso fue muy valorado por tus compañeros, por todos.
-Ahora también, pero en esos tiempos había muchos amigos en el club y la verdad es que venir a los entrenamientos era muy lindo, era un ámbito de trabajo espectacular, creo que estaban más preocupados ellos que yo cómo me iba a mí. Era muy buena la energía y fue muy buena para mí cuando volví con ellos a jugar ese torneo y las finales.
-Uno podría pensar que el apodo de Huevo viene de esa constancia…
-No, no, mi papá era el Huevo, era el apodo de él y me quedó a mí.
Cuando el fútbol es un bien de familia
-Cuando se habla de vos se dice: “Es de la familia Cavigliasso, Prodeman, Maní King, está salvado…” y compartí plantel con Tomás Correa Cavigliasso, ¿cómo es el parentesco?
-Mi abuela es hermana de su abuelo, nuestras madres son primas hermanas. Y creo que un poco la pasión por el fútbol viene por ese lado. Mi hermana de chiquita tuvo fibrosis quística y mi mamá pasó mucho tiempo con ella, entre viajes y demás. Y yo me crié en la casa de la abuela de Tomy. Los dos tíos de Tomy, Gustavo y Guillermo, han jugado al fútbol en Cabrera siempre y Gustavo también jugó en Estudiantes. Con Guillermo llegué a jugar en Cabrera. El padre, Oscar, era dirigente, siempre iba a las prácticas de Ateneo, el Pampa Rosané me dice que siempre andaba rompiendo las pelotas en las prácticas.
Gonzalo Maffini y su primo Tomás Correa Cavigliasso
-Sé que hubo ofertas muy buenas para irte, pero sos muy apegado a la familia, estás construyendo tu casa en Cabrera, estás en pareja, todo contribuye a que te sientas muy feliz.
-Sí, lo de mi hermana obviamente me marcó a mí, y a mi familia, y de ahí en más siempre quise estar junto con mi familia, con mi mamá, con mi papá, a mí me hace bien y creo que a ellos también. Incluso la posibilidad de irme estuvo antes delo de mi hermana y yo preferí quedarme, por una cuestión de comodidad y de estar en mi pueblo, con mi familia. Soy muy familiero y hoy en día encuentro acá la posibilidad de jugar en alto nivel, jugar por cosas importantes, y estar a su vez cerca de mi familia y de mi pueblo.